Sobre Nosotros
De una dulce infancia a la belleza hecha a mano
De pequeño, observaba con encanto a mi mamá mientras mezclaba y amasaba una arcilla blanca y azucarada a la que ella llamaba pastillaje. Como por arte de magia, ella transformaba aquella masa dulce en flores, figuras y adornos que más tarde decoraban pasteles llenos de color y amor. Eran pasteles que vecinos, amigos y clientes esperaban con entusiasmo para celebrar momentos especiales.
Hoy, aunque los materiales son diferentes, la esencia sigue intacta. En lugar de azúcar, trabajo con arcilla polimérica. En lugar de decorar pasteles, doy forma a cuentas hechas a mano que se convierten en piezas de joyería únicas o como me gusta llamarles, piezas de arte que se pueden vestir. Cada collar, pulsera, accesorio o adorno que creo lleva impreso ese legado: la paciencia, el cariño y el arte aprendido en esa cocina familiar. Mis manos siguen moldeando formas, flores y texturas, pero ahora lo hacen para contar una historia que comenzó con dulzura y que hoy se manifiesta como belleza hecha a mano, con el corazón puesto en cada detalle.
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